El presidente ruso, Vladímir Putin, ha lanzado una severa advertencia, declarando que cualquier tropa extranjera desplegada en Ucrania será considerada un objetivo militar legítimo para Rusia. Esta declaración se produce en un momento crítico, mientras los aliados de Ucrania debaten activamente planes para ofrecer garantías de seguridad post-conflicto, las cuales podrían incluir la presencia de fuerzas internacionales en el país.
Durante su intervención en el Foro Económico Oriental en Vladivostok el 5 de septiembre de 2025, Putin fue categórico al señalar que la presencia de fuerzas militares extranjeras en Ucrania, especialmente durante las hostilidades activas, provocaría una respuesta militar directa por parte de Rusia. Subrayó que si se alcanzan acuerdos de paz duraderos, no habría justificación para mantener una presencia militar extranjera en territorio ucraniano.
La advertencia de Putin surge como respuesta a las recientes iniciativas de los aliados de Ucrania, quienes han explorado opciones para garantizar la seguridad del país tras el fin de la guerra. En particular, el presidente francés Emmanuel Macron anunció que 26 países se han comprometido a desplegar tropas como fuerza de seguridad en Ucrania. Estos planes, aunque buscan disuadir futuras agresiones y estabilizar la región, son vistos por Moscú como una provocación.
El Kremlin, a través de su portavoz Dmitri Peskov, ha reiterado que las garantías de seguridad ofrecidas por Occidente no pueden asegurar la estabilidad en Ucrania. Peskov criticó la persistencia de los líderes europeos en sus planes, calificándolos de “militaristas, confrontativos y antirrusos”. Rusia considera que el fortalecimiento de los lazos militares de Kiev con Occidente es una de las causas fundamentales del conflicto actual.
La comunidad internacional observa con atención estas declaraciones, ya que subrayan la delicada situación diplomática y el potencial de escalada de tensiones. Mientras Ucrania y sus aliados buscan mecanismos para asegurar su futuro, Rusia mantiene una postura firme contra cualquier despliegue militar extranjero en su vecindad. La efectividad de las garantías de seguridad y la posibilidad de una paz sostenible dependen en gran medida de la capacidad de todas las partes para encontrar un terreno común y gestionar estas diferencias de manera constructiva, buscando un camino que priorice la estabilidad y el entendimiento mutuo para la región.