En los últimos meses, Rusia ha experimentado un aumento significativo en los ataques con vehículos aéreos no tripulados (VANT), conocidos como drones, que han afectado diversas regiones del país. Estos ataques han tenido un impacto considerable en la infraestructura civil y militar, generando respuestas tanto a nivel nacional como internacional.
Desde enero hasta mayo de 2025, se registraron al menos 217 cierres temporales de aeropuertos en Rusia debido a amenazas de drones, superando el total de cierres en 2023 y 2024 combinados. Las principales interrupciones se concentraron en Moscú y sus alrededores, afectando a aeropuertos como Sheremetyevo, Domodedovo y Vnukovo. Las autoridades rusas implementaron medidas de seguridad, incluyendo la suspensión de operaciones aéreas y la activación de sistemas de defensa aérea para interceptar los drones entrantes.
Además de las interrupciones en el transporte aéreo, los ataques con drones han dirigido su atención a instalaciones militares y de infraestructura crítica. En junio de 2025, se reportó un ataque a una planta industrial en Izhevsk, en la región de Udmurtia, que resultó en víctimas mortales y heridas. Las autoridades locales confirmaron la evacuación de trabajadores y la activación de protocolos de emergencia para contener los daños y garantizar la seguridad de la población.
En respuesta a estos ataques, Rusia ha reforzado sus capacidades de defensa aérea y ha intensificado las medidas de seguridad en instalaciones clave. La formación de las Fuerzas de Sistemas No Tripulados de Rusia, anunciada en diciembre de 2024, refleja el compromiso del país en contrarrestar las amenazas emergentes en el ámbito de la guerra electrónica y los sistemas autónomos.
Estos eventos subrayan la creciente importancia de la guerra no tripulada en el conflicto actual y la necesidad de una cooperación internacional para abordar los desafíos que presentan los ataques con drones en contextos de seguridad y defensa.