Las tensiones fronterizas entre Tailandia y Camboya han escalado significativamente, resultando en enfrentamientos armados que han dejado al menos 16 personas fallecidas y más de 120,000 desplazados en las áreas fronterizas. La violencia se ha intensificado en múltiples puntos a lo largo de la frontera disputada, con intercambios de artillería y ataques aéreos que han afectado tanto a civiles como a personal militar.
Ambos países se acusan mutuamente de iniciar las hostilidades. Tailandia ha desplegado aviones de combate F-16 para atacar objetivos militares en Camboya, mientras que las fuerzas camboyanas han lanzado cohetes y artillería hacia territorio tailandés. Estos enfrentamientos han provocado la evacuación de miles de residentes de las zonas afectadas, quienes buscan refugio en albergues temporales establecidos en provincias cercanas.
La comunidad internacional ha expresado su profunda preocupación por la situación. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha convocado una reunión de emergencia para abordar el conflicto, y países como Estados Unidos, China y Malasia han ofrecido mediar en las negociaciones. Sin embargo, Tailandia ha rechazado la mediación internacional, insistiendo en resolver la crisis a través de conversaciones bilaterales con Camboya.
La situación sigue siendo tensa, con ambos países en alerta máxima y la comunidad internacional instando a la desescalada y al diálogo para evitar una mayor escalada del conflicto y garantizar la seguridad y el bienestar de las poblaciones afectadas.