Mientras Israel continúa su conflicto con Hezbollah, que es financiado y equipado por Irán, el notable silencio de Teherán ha llamado la atención. A pesar de estar oficialmente en guerra con Hezbollah, Israel aún no ha podido convencer a la comunidad internacional para mediar un alto el fuego tras la reciente muerte del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah.
Hezbollah, un grupo chiíta reconocido como organización terrorista por varios países, incluidos EE. UU. y Alemania, está en el centro de las tensiones actuales. Israel ha insinuado un deseo de lanzar operaciones terrestres en Líbano, mientras que la respuesta silenciosa de Irán plantea preguntas sobre su compromiso con su aliado.
Burcu Özçelik, investigadora senior en el Royal United Services Institute (RUSI), sugiere que Irán parece reacio a defender directamente a Hezbollah, ya que tal paso podría llevar a un enfrentamiento militar directo con Israel. De manera similar, el analista militar Fabian Hinz del International Institute for Strategic Studies (IISS) cree que una verdadera intervención militar de Irán es poco probable.
Hamidreza Azizi del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y Seguridad (SWP) señaló que los líderes iraníes no ven el conflicto actual como una amenaza existencial para Hezbollah. Enfatizó que Hezbollah tiene la capacidad de defenderse y continuar el conflicto tal como está, al tiempo que señala obstáculos prácticos debido a la distancia geográfica de Irán.
En abril, Irán lanzó un ataque integral contra Israel utilizando drones y misiles, pero la mayoría fueron interceptados antes de ingresar al espacio aéreo israelí, lo que resultó en daños mínimos. Azizi declaró que las acciones recientes de Israel, incluido el asesinato del líder de Hamas, Ismail Haniyeh, en Teherán, destacan las vulnerabilidades de inteligencia de Irán en la región.
Hinz observó que estos desarrollos podrían debilitar la disuasión de Irán y su fiabilidad entre los actores regionales, sugiriendo que la participación directa en el conflicto podría representar mayores riesgos para Teherán. El vicepresidente iraní Javad Zarif declaró a principios de esta semana que creen que Hezbollah es capaz de defenderse, lo que indica una conexión con los equilibrios políticos internos en Irán.
Hinz reiteró que la supervivencia del régimen iraní es la máxima prioridad, sugiriendo que el islam chiita solo puede existir si el régimen de Teherán se mantiene intacto. Por lo tanto, Irán es poco probable que se exponga a un verdadero peligro.
Burcu Özçelik señaló que el presidente iraní Masoud Pezeshkiyan expresó un mensaje conciliador sobre la reanudación de las negociaciones nucleares en la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Sin embargo, Özçelik advirtió que si Hezbollah pierde su presencia militar y capacidades de ataque, podría dejar a Irán vulnerable.
Una de las consecuencias estratégicas de los ataques de Israel a Líbano podría ser la posible pérdida de la disuasión de Irán contra los ataques israelíes a sus instalaciones nucleares, así como a sus refinerías de petróleo y otra infraestructura crítica, lo que afectaría aún más a la economía iraní ya debilitada por las sanciones.
Özçelik sugirió que Irán podría optar por ganar tiempo para restaurar las capacidades estratégicas de Hezbollah. Hinz señaló que Irán ha confiado repetidamente en actores no estatales y fuerzas subsidiarias para atacar a Israel y podría acelerar las entregas de armas a Hezbollah y enviar asesores militares.
Además de Hamas en Gaza y Hezbollah en Líbano, grupos afiliados a Irán como los hutíes en Yemen y milicias chiítas en Irak también están activos. Özçelik concluyó que Irán ha evitado hasta ahora un enfrentamiento directo con Israel, ya que, a diferencia de los palestinos y libaneses, los iraníes no experimentan directamente las consecuencias de la violencia.