Investigadores de la Universidad de Colorado Boulder han descubierto una conexión novedosa entre las tormentas eléctricas en la Tierra y el clima espacial, revelando que los relámpagos pueden desalojar electrones de alta energía de la cinturón de radiación interna de la Tierra. Este descubrimiento, liderado por el estudiante de pregrado Max Feinland y publicado en la revista Nature Communications el 8 de octubre de 2024, tiene implicaciones significativas para la seguridad de los satélites y los astronautas en órbita.
El equipo de investigación analizó datos satelitales y encontró que los relámpagos pueden desencadenar la liberación de lo que se denomina 'electrones asesinos', que representan un riesgo de radiación tanto para los equipos electrónicos como para las personas en el espacio. La cinturón de radiación interna, situada a más de 600 millas sobre la Tierra, se considera típicamente estable y predecible, pero este estudio desafía esa noción.
La coautora Lauren Blum explicó que, aunque se sabía que los electrones de alta energía pueden caer de la cinturón de radiación externa, esta es la primera vez que se observa un fenómeno similar en la cinturón interna. El equipo descubrió que las ondas de radio producidas por los relámpagos pueden interactuar con estos electrones, provocando su expulsión a la atmósfera.
El análisis de Feinland reveló 45 instancias de picos de electrones de alta energía desde 1996 hasta 2006, correlacionándose estrechamente con los relámpagos registrados en América del Norte. Este fenómeno, denominado 'precipitación de electrones inducida por relámpagos', subraya la interconexión entre el clima terrestre y las condiciones espaciales.
Las implicaciones de este descubrimiento son profundas, sugiriendo que comprender estas interacciones podría llevar a mejores predicciones de fenómenos meteorológicos espaciales, mejorando así la seguridad de las misiones espaciales y las operaciones de satélites. A medida que el equipo continúa investigando estas ocurrencias, su objetivo es desarrollar modelos predictivos que puedan proteger a los astronautas y la tecnología en órbita.