Las celebraciones de Navidad en todo el mundo presentan tradiciones culinarias únicas que reflejan culturas e historias locales.
Polonia: El barszcz, una sopa de remolacha, es un alimento básico servido durante la cena de Nochebuena, generalmente acompañado de 12 platos que simbolizan a los apóstoles. A menudo se sirve con uszka, pequeños dumplings rellenos de champiñones.
Filipinas: El bibingka, un pastel de arroz hecho con leche de coco y horneado en ollas de barro forradas con hojas de plátano, se disfruta tradicionalmente después de la Misa de Gallo. Las variaciones a menudo incluyen coberturas como queso y huevos salados.
Noruega: El pinnekjøtt, o costillas de cordero, se ahuma o seca tradicionalmente y se cocina sobre madera de abedul, servido con puré de zanahorias y mermelada de lingonberry, a menudo disfrutado con un licor escandinavo tradicional llamado akevitt.
Grecia: Las familias se deleitan con cordero asado y christopsomo, un pan dulce decorado con una cruz, relleno de pasas y nueces, simbolizando tradiciones centenarias.
España: En Cataluña, la sopa de galets, una sopa de carne con grandes conchas de pasta, es un favorito festivo, cocinada a fuego lento con caldo de res y varias carnes.
Estos platos no solo nutren, sino que también conectan a las familias con su herencia cultural, haciendo de la Navidad un momento para celebrar a través de comidas compartidas.