Una investigación reciente indica que la Luna podría tener aproximadamente 4,51 mil millones de años, lo que representa 160 millones de años más de lo que se estimaba anteriormente. Esta revelación proviene de un análisis de muestras lunares y los efectos de la calefacción por mareas en su historia geológica.
La formación de la Luna ha sido atribuida durante mucho tiempo a una colisión entre la Tierra primitiva y un protoplaneta del tamaño de Marte llamado Theia. Las estimaciones convencionales situaban la edad de la Luna en 4,35 mil millones de años, sugiriendo que se formó aproximadamente 200 millones de años después del sistema solar.
Sin embargo, las discrepancias en las estimaciones de edad han llevado a los científicos a investigar más a fondo. Un estudio publicado en la revista Nature propone que las fuerzas de marea, que actuaron sobre la Luna poco después de su formación, causaron cambios geológicos significativos. Estas fuerzas de marea probablemente resultaron en un evento de remelting que oscureció la verdadera edad de la Luna.
Investigadores de la Universidad de California en Santa Cruz y otras instituciones sugieren que las intensas interacciones gravitatorias entre la Tierra y la Luna durante su historia temprana llevaron a la actividad volcánica, remodelando su superficie y reiniciando las edades de las rocas lunares.
Notablemente, los minerales de circonio encontrados en la superficie lunar apuntan a una edad de formación más antigua, lo que podría alinearse con las nuevas estimaciones. El estudio establece paralelismos con Io, una luna de Júpiter, que experimenta un calentamiento por mareas y actividad volcánica similares.
Los hallazgos implican que la superficie de la Luna ha sido alterada significativamente, borrando evidencia de impactos anteriores y llevando a la conclusión de que el reloj geológico de la Luna se reinició hace aproximadamente 4,35 mil millones de años.
A medida que las próximas misiones, como la Chang'e 6 de China, buscan explorar nuevas regiones lunares, los investigadores anticipan que nuevas muestras proporcionarán más información sobre la historia y la edad de la Luna.