En un descubrimiento innovador, los científicos han revelado una población oculta de agujeros negros supermasivos, desafiando nuestra comprensión de la evolución galáctica. Investigadores de la Universidad de Southampton y la NASA han identificado cientos de agujeros negros previamente indetectados, ofreciendo una nueva perspectiva sobre el cosmos.
Estos gigantes cósmicos, con masas al menos 100.000 veces mayores que la del Sol, residen en los centros de las galaxias. Su influencia da forma a la estructura galáctica y a la formación estelar. Sin embargo, muchos están oscurecidos por densas nubes de polvo y gas, haciéndolos invisibles a los telescopios convencionales.
El avance, publicado el 30 de diciembre de 2024 en el Astrophysical Journal, utilizó datos del Satélite Astronómico Infrarrojo (IRAS) de la NASA y el telescopio de rayos X NuSTAR. Estos instrumentos permitieron a los científicos observar a través del polvo y el gas oscurecedores, revelando que aproximadamente el 35% de los agujeros negros supermasivos están ocultos de esta manera, un aumento significativo con respecto a las estimaciones anteriores de solo el 15%.
El profesor Poshak Gandhi de la Universidad de Southampton explicó que, si bien los agujeros negros en sí mismos no emiten luz, el gas que gira a su alrededor se calienta y brilla intensamente. Esta luz es luego absorbida y reemitida como radiación infrarroja, que telescopios como IRAS y NuSTAR pueden detectar.
Este descubrimiento tiene profundas implicaciones para nuestra comprensión de cómo se forman y evolucionan las galaxias. Los agujeros negros supermasivos pueden influir en la formación estelar al atraer materia circundante o calentar el gas, impidiendo la formación de nuevas estrellas. Los astrónomos ahora pretenden determinar la prevalencia de estos agujeros negros ocultos y su papel en la configuración del universo. Esta investigación también promete arrojar más luz sobre el núcleo de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea.