Las ciruelas, frutas vibrantes cultivadas en todo el mundo, son reconocidas no solo por su sabor, sino también por sus beneficios nutricionales. La investigación destaca varios beneficios para la salud de las ciruelas, particularmente su papel en la salud digestiva, el apoyo inmunológico y los posibles beneficios cardiovasculares.
Uno de los beneficios más notables de las ciruelas es su capacidad para aliviar el estreñimiento. Un estudio publicado en Nutrition Research encontró que el jugo de ciruela tiene un efecto laxante leve en adultos con síntomas gastrointestinales. Los participantes informaron una disminución significativa en los días de estreñimiento mientras consumían el jugo.
Además, el estudio indicó que el jugo de ciruela mejora la consistencia de las heces, facilitando los movimientos intestinales debido al contenido de fibra soluble e insoluble de la fruta.
Las ciruelas también refuerzan el sistema inmunológico, principalmente debido a su alto contenido de vitamina C, que estimula la producción de glóbulos blancos y actúa como un antioxidante. Según un estudio en The Journal of Nutrition, el consumo diario de ciruelas durante 12 meses redujo la actividad de células inflamatorias en mujeres posmenopáusicas.
Una investigación en el Pakistan Journal of Pharmaceutical Sciences examinó los efectos de las ciruelas en el colesterol alto en ratas, revelando reducciones significativas en LDL (colesterol malo) y aumentos en HDL (colesterol bueno) después de dos meses de consumo.
Además, las ciruelas son ricas en compuestos bioactivos con propiedades antioxidantes, como polifenoles y antocianinas, que combaten los radicales libres y pueden inhibir el crecimiento de células cancerosas. Una revisión sistemática en Biomedicine & Pharmacotherapy mostró resultados prometedores en la reducción de células cancerosas, particularmente cáncer colorrectal, aunque se necesitan más estudios en humanos para confirmar estos efectos.
Si bien incorporar ciruelas en una dieta equilibrada puede ofrecer beneficios para la salud, no deben reemplazar tratamientos médicos o la orientación de profesionales de la salud. Las personas con condiciones de salud específicas deben consultar a proveedores de atención médica para obtener consejos personalizados.