Nanostructuras innovadoras combaten bacterias

Editado por: Elena HealthEnergy

Investigadores de la Universidad Metropolitana de Tokio han desarrollado superficies de óxido de aluminio nanostructurado que son altamente antibacterianas y adecuadas para el cultivo celular, según Phys.org.

Las superficies, hechas de aluminio poroso anodizado (APA) mediante un método de procesamiento específico, exhiben una resistencia sin precedentes al crecimiento bacteriano, permitiendo al mismo tiempo el crecimiento de cultivos celulares.

Esta tecnología tiene aplicaciones potenciales en medicina regenerativa, donde se pueden producir cultivos celulares de alta calidad y libres de contaminación sin el uso de antibióticos.

Las superficies resistentes a la contaminación bacteriana juegan un papel crucial en la salud pública. Si bien potentes antibióticos y productos químicos pueden lograr tal resistencia, plantean riesgos ambientales y preocupaciones de salud, incluida la aparición de cepas peligrosas resistentes a los antibióticos.

Como resultado, se están buscando métodos alternativos para controlar la propagación de patógenos bacterianos. Las superficies nanostructuradas han surgido como una solución viable, con nanostructuras naturales en las alas de las cigarras y libélulas que demostraron resistir la contaminación bacteriana hace más de una década.

Posteriormente, los científicos han estado explorando formas de crear superficies artificiales que puedan replicar este efecto. Los autores del estudio actual investigaron el uso de aluminio poroso anodizado (APA) y refinaron su método de procesamiento para lograr superficies que superan significativamente las opciones existentes. Es importante destacar que estas superficies son seguras para las células biológicas cultivadas sobre ellas.

La ventaja de las superficies de aluminio poroso anodizado (APA) sobre otras radica en su efectividad contra bacterias resistentes a los antibióticos y en que su uso excesivo no conduce a la aparición de cepas más resistentes.

Este logro es prometedor para la medicina regenerativa, donde las células se cultivan en laboratorios antes de ser introducidas en pacientes para tratar daños en tejidos y órganos. Cualquier invasión bacteriana en estas células puede tener graves consecuencias para los pacientes, lo que a menudo requiere entornos estériles especializados y costosos.

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