Con el paso del tiempo, es habitual que las capacidades cognitivas comiencen a disminuir, lo que provoca pérdida de memoria, problemas de concentración y dificultades en el razonamiento. Aunque una alimentación equilibrada es esencial para la salud cerebral, el ginkgo biloba, una planta ancestral, ha cobrado relevancia por sus beneficios.
Originario de Asia, el ginkgo biloba ha sido utilizado durante más de 2.000 años como un remedio natural. Sus hojas tienen propiedades medicinales reconocidas, especialmente para tratar problemas relacionados con la demencia y mejorar la circulación sanguínea.
Según un profesor de botánica de la Universidad CEU San Pablo en Madrid, el ginkgo biloba es un árbol de hoja caduca cultivado tanto por su valor ornamental como por sus propiedades medicinales, con centros de cultivo significativos en Estados Unidos, Europa y Corea.
La planta no solo mejora la memoria y el rendimiento mental, sino que también optimiza la circulación sanguínea en el cerebro, asegurando un adecuado suministro de oxígeno y nutrientes a las células cerebrales.
La doctora Carmen Rubio, experta en farmacia de la Universidad de Laguna en Tenerife, destaca la presencia de compuestos medicinales en las hojas de ginkgo, incluidos flavonoides, ginkgólidos y bilobalidos, que ayudan a combatir el estrés, la ansiedad y el deterioro cognitivo asociado con la edad.
El ginkgo biloba puede consumirse en forma de cápsulas, extractos líquidos o infusiones. Estudios indican su eficacia en pacientes en las primeras etapas del Alzheimer y en personas que sufren de estrés o ansiedad.
No obstante, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) señala que la única indicación aprobada para el ginkgo es la mejora del declive cognitivo asociado al envejecimiento y la calidad de vida en casos de demencia leve. Aunque no detiene la progresión de la enfermedad, puede aliviar los síntomas.
Tradicionalmente, sus hojas también se han utilizado para tratar diversas condiciones.
A pesar de sus beneficios, el consumo de ginkgo biloba debe hacerse con precaución. Sus semillas, tanto crudas como tostadas, pueden ser tóxicas. No se recomienda su uso en niños, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. Siempre es fundamental consultar con un médico antes de incorporar esta planta a la dieta o como suplemento.