Un estudio reciente ha desvelado que la papa moderna se originó hace aproximadamente 8 a 9 millones de años a través de una hibridación entre un ancestro del tomate y una planta conocida como *Etuberosum*. Este evento dio lugar al linaje *Petota*, que incluye tanto a la papa cultivada como a numerosas especies silvestres.
La investigación, publicada en la revista *Cell*, analizó 128 genomas de diversas especies de papa y encontró que todos compartían una mezcla estable de material genético de los linajes del tomate y *Etuberosum*. Esta hibridación resultó en la formación de tubérculos, una característica que permitió a la papa adaptarse y diversificarse en diversos entornos ecológicos.
Los científicos identificaron dos genes clave en este proceso: SP6A, proveniente del tomate, que actúa como interruptor maestro para la formación de tubérculos, e IT1, derivado de *Etuberosum*, que controla el crecimiento de los tallos subterráneos que forman los tubérculos. La combinación de estos genes facilitó la expansión de la papa en hábitats fríos y secos, como las regiones andinas.
Este hallazgo subraya la importancia de la hibridación en la evolución de nuevas especies y abre nuevas perspectivas para la mejora de cultivos, permitiendo el desarrollo de variedades de papa más resilientes y adaptables a diferentes condiciones ambientales.