Un estudio innovador dirigido por Johan Oosthuizen desafía la visión tradicional de que los antiguos israelitas se originaron en Canaán. La investigación, publicada en mayo de 2025, sugiere que su ascendencia se remonta a las estepas de Europa.
El estudio, que integra datos genéticos, históricos y culturales, indica que los israelitas emigraron de regiones asociadas con antiguas culturas de las estepas en el norte y oeste de Europa alrededor del 1750 a. C., con un impacto genético significativo alrededor del 960 a. C. Los investigadores analizaron el ADN de antiguas poblaciones libanesas, revelando un notable aumento de marcadores genéticos vinculados a la ascendencia de las estepas durante la Edad del Hierro.
Estos marcadores genéticos, particularmente en los haplogrupos de ADN-Y R1b y R1a, son frecuentes entre las poblaciones de las estepas europeas, pero raros entre los grupos cananeos anteriores. Este cambio genético no puede atribuirse a invasiones conocidas por grupos como los asirios o los persas. El estudio propone que los israelitas, manteniendo inicialmente la pureza del linaje, introdujeron esta firma genética, mezclándose gradualmente con grupos locales con el tiempo, y el hebreo comparte patrones etimológicos indoeuropeos.
Los hallazgos también destacan paralelismos culturales, como la capacidad de los israelitas para digerir la leche en la edad adulta, un rasgo vinculado a la ascendencia europea, en contraste con las altas tasas de intolerancia a la lactosa de las antiguas poblaciones levantinas. Esta investigación impulsa una reconsideración de los orígenes de los israelitas, desafiando la creencia arraigada de que eran cananeos nativos.
Este conocimiento mejora nuestra comprensión de la historia humana y la interconexión de diferentes poblaciones. El estudio reabre el debate sobre los orígenes de los israelitas y su impacto en el panorama genético del Levante.