El 20 de diciembre de 2024, astrónomos que utilizan el Telescopio Espacial James Webb (JWST) han logrado avances significativos en la comprensión de la formación de planetas en el universo temprano. Este estudio se centra en el exoplaneta más antiguo conocido, un gigante gaseoso de aproximadamente 2.5 veces la masa de Júpiter, ubicado a unos 5,600 años luz en la constelación de Escorpio.
La existencia de este exoplaneta, que data de menos de mil millones de años después del Big Bang, desafía las teorías predominantes sobre la evolución cósmica. Los modelos actuales sugieren que, con una escasez de elementos más pesados, los discos de material que rodean a las estrellas jóvenes tienen vidas cortas, insuficientes para una formación planetaria sustancial.
Elena Sabbi del NOIRLab de la Fundación Nacional de Ciencias declaró que estos hallazgos indican que la formación de planetas podría haber ocurrido antes de lo pensado, incluso alrededor de estrellas primitivas en el universo naciente. El equipo del JWST tiene como objetivo estudiar los discos planetarios tempranos observando la Pequeña Nube de Magallanes, una galaxia enana cercana.
Dentro de esta galaxia se encuentra el denso cúmulo estelar NGC 346, que presenta una oportunidad única para explorar las condiciones propicias para la formación de planetas en el universo temprano.