La Tierra se está preparando para una importante actividad de tormentas geomagnéticas a principios de junio de 2025, tras una importante llamarada solar de clase M8.2 procedente de la región de manchas solares 4100 el 30 de mayo. Esta llamarada lanzó una eyección de masa coronal (EMC) directamente hacia nuestro planeta.
Se espera que el impacto de la EMC el 1 de junio cause una actividad geomagnética que alcance niveles G4 (severos). Si bien tales tormentas pueden interrumpir las redes eléctricas, las operaciones de los satélites y los sistemas GPS, también ofrecen un beneficio espectacular: auroras mejoradas visibles en grandes partes de Europa y los Estados Unidos.
Las tormentas geomagnéticas ocurren con mayor frecuencia durante el máximo solar, que se espera entre 2025 y 2026. Estas tormentas, aunque potencialmente disruptivas, también contribuyen a nuestra comprensión del clima espacial y ofrecen impresionantes espectáculos naturales. Además, pueden estimular la investigación científica y la innovación tecnológica en áreas como la resiliencia de la red eléctrica y la protección de los satélites.
Aunque las tormentas geomagnéticas a veces pueden causar perturbaciones, también presentan oportunidades para presenciar la belleza de la aurora boreal y avanzar en nuestro conocimiento de la conexión Sol-Tierra.