El 25 de julio de 2025, intensas lluvias en el norte y noreste de China provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra, resultando en al menos dos muertes y la evacuación de miles de personas. La provincia de Hebei, especialmente el condado de Fuping en Baoding, fue gravemente afectada, con precipitaciones récord en un corto período.
En el distrito de Miyun en Beijing, las inundaciones afectaron varias aldeas, obligando a la evacuación de más de 3,000 residentes debido a cortes de electricidad y comunicaciones. El embalse de Miyun alcanzó un flujo máximo de 6,550 metros cúbicos por segundo. Se pronosticaron lluvias intensas adicionales, con acumulados superiores a 100 mm en seis horas en algunas áreas. Las autoridades emitieron alertas geológicas por posibles deslizamientos y deslizamientos de tierra.
Estos eventos climáticos extremos, que se suman a fenómenos similares en otras partes del mundo, nos invitan a reflexionar sobre nuestra relación con el planeta y la importancia de la cooperación. La respuesta a estas situaciones de crisis revela la capacidad humana para la solidaridad y la acción colectiva. La resiliencia ante la adversidad es una cualidad humana fundamental, y la capacidad de adaptarnos y aprender de las crisis es lo que nos permite avanzar hacia un futuro más armonioso y sostenible. La cooperación internacional es crucial, y el intercambio de conocimientos y recursos puede marcar la diferencia en la protección de las comunidades vulnerables. La atención a estos eventos nos impulsa a considerar cómo podemos construir un mundo donde la armonía y la colaboración sean la norma, y donde la adversidad se convierta en una oportunidad para el crecimiento y la unidad.