La Tierra se prepara para ser impactada por una tormenta geomagnética de nivel G3 (fuerte) a principios de septiembre de 2025. Este evento, provocado por una eyección de masa coronal (CME) emitida por el Sol el 30 de agosto, es una manifestación de la actividad solar que afecta a nuestro planeta. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), a través de su Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC), ha emitido una alerta anticipando que el viento solar alcanzará la Tierra entre el 1 y el 2 de septiembre.
La erupción solar que desencadena esta alerta es de clase M2.7, originada en la región activa AR 4199, una mancha solar de gran tamaño orientada hacia la Tierra. Existe la posibilidad de que esta CME sea una "CME caníbal", un fenómeno en el que una eyección más rápida alcanza y se fusiona con una anterior más lenta, lo que podría potenciar su energía e intensidad. Científicos como la Dra. Tamitha Skov han señalado esta posibilidad, indicando que la interacción de múltiples eyecciones solares podría intensificar la perturbación geomagnética.
Las repercusiones tecnológicas de una tormenta G3 pueden ser significativas. Se prevén posibles interrupciones en las comunicaciones por radio de alta frecuencia (HF), vitales para la aviación en rutas polares y la navegación marítima. Los sistemas de satélites también podrían experimentar anomalías, incluyendo problemas de orientación y un aumento de la resistencia atmosférica para satélites en órbita baja, afectando servicios de GPS y comunicaciones satelitales.
Aunque la tormenta no se considera de nivel extremo (G5), la posibilidad de que alcance niveles G4 (severos) exige alerta por parte de los operadores de infraestructuras críticas, como las redes eléctricas. Los sistemas de energía podrían experimentar fluctuaciones de voltaje, aunque se espera que las medidas de mitigación habituales mantengan la estabilidad general.
Uno de los espectáculos más notables de una tormenta geomagnética de esta magnitud es la posibilidad de observar auroras boreales y australes en latitudes mucho más bajas de lo habitual. Se anticipa que las auroras sean visibles en latitudes medias, extendiéndose a regiones que normalmente no las experimentan. En Estados Unidos, esto podría incluir estados como Illinois, Oregón y Nueva York, e incluso más al sur si la tormenta es particularmente intensa. En Europa, se espera que las auroras sean visibles en países como Italia, especialmente en el norte, y en el Reino Unido, potencialmente hasta Gales y las Midlands. La proximidad al equinoccio también favorece la intensificación de estos fenómenos luminosos.
Este evento solar ocurre mientras el Sol se acerca al pico de su ciclo de actividad número 25, lo que incrementa la frecuencia de erupciones solares y CMEs. La NOAA y la Oficina de Meteorología del Reino Unido (Met Office) monitorean de cerca la situación, proporcionando análisis y alertas. La preparación y la comprensión de estos ciclos solares son fundamentales para afrontar los desafíos y apreciar la magnificencia del cosmos. Para consumidores y empresas, estos eventos subrayan la interconexión de la vida moderna con los ciclos solares, fomentando la resiliencia tecnológica ante posibles interrupciones temporales en GPS o comunicaciones de radio.