En una audaz acción, activistas de Greenpeace depositaron rocas de piedra caliza en el Golfo de León, una zona marina supuestamente protegida en el Mediterráneo. Esta acción tiene como objetivo impedir físicamente la destructiva pesca de arrastre de fondo, una práctica que aún se permite dentro de estos supuestos santuarios.
Los activistas se dirigieron a la costa francesa, exponiendo la insuficiencia de las áreas marinas protegidas (AMP) de Francia. Greenpeace enfatiza que estas áreas están protegidas solo de nombre, ya que la pesca industrial continúa devastando los ecosistemas marinos.
Esta demostración coincide con la próxima Conferencia de la ONU sobre los Océanos en Niza, instando a una acción inmediata para salvaguardar nuestros océanos. Con solo el 4% de las aguas francesas genuinamente protegidas, Greenpeace exige la prohibición de la pesca de arrastre de fondo en las AMP para garantizar una conservación real.