Una hembra de bisonte europeo ha nacido en el Zoobotánico de Jerez, lo que ha suscitado importantes discusiones sobre el papel de la especie en los esfuerzos de conservación en Europa. Esta especie, que figura como amenazada en la Lista Roja de la UICN, ha visto aumentar su población de 2,400 a 11,000 en los últimos 14 años. Sin embargo, un estudio reciente publicado en la Society for Conservation Biology cuestiona la efectividad de la introducción del bisonte europeo en España.
Los investigadores argumentan que el bisonte europeo no restaura hábitats perdidos en España y no puede contribuir de manera efectiva a la mitigación del cambio climático o a la prevención de incendios forestales en comparación con los herbívoros nativos existentes. El estudio, dirigido por Carlos Nores de la Universidad de Oviedo, enfatiza que la introducción de esta especie se ha comercializado como un proyecto de restauración de la naturaleza, lo cual no logra.
Además, el estudio destaca que no hay evidencia de que el bisonte europeo haya habitado alguna vez la Península Ibérica, lo que hace que su introducción sea potencialmente ilegal. Los investigadores afirman que el bisonte, originario de Europa del Este, podría no sobrevivir en el clima cálido y árido de España sin asistencia humana, lo que ha llevado a numerosos intentos de aclimatación fallidos.
Actualmente, las principales poblaciones de bisontes en España se encuentran en regiones como Sierra de Andújar, Extremadura y Castilla-La Mancha, donde las temperaturas estivales pueden superar los 40 grados Celsius. El estudio concluye que, por razones ecológicas, bioclimáticas, legales y éticas, la introducción del bisonte europeo en España excede los límites de un rewilding razonable.
Los expertos acusan a los partidarios de la introducción de utilizar medias verdades y suposiciones no probadas para justificar sus planes, capitalizando el estatus icónico del bisonte para crear una narrativa de restauración de una fauna ibérica extinguida y rescate de una especie amenazada.