La corteza terrestre se encuentra en un estado de cambio constante, con placas tectónicas que divergen y se mueven continuamente. Estos procesos geológicos están dando forma a futuros océanos y alterando el mapa del planeta a lo largo de millones de años. Los geólogos confirman que estos movimientos ya han comenzado en diversas regiones del mundo, indicando una transformación significativa de la geografía terrestre.
La Zona de la Falla de Baikal (BRZ), una profunda grieta en la corteza continental de Eurasia que se extiende aproximadamente 2.000 km, es un ejemplo de esta actividad. Aunque la actividad sísmica en la región ha disminuido recientemente, con alrededor de 700-800 temblores subterráneos por mes, la zona sigue siendo un área de interés geológico. La actividad sísmica en la Zona de la Falla de Baikal se ha caracterizado por ciclos de actividad, con períodos de mayor concentración de terremotos, como los ocurridos entre 1989 y 1995, que incluyeron varios sismos de magnitud considerable.
En África Oriental, el Gran Valle del Rift es un testimonio de la separación continental. Este sistema de fallas se extiende aproximadamente 6.400 km desde Etiopía hasta Mozambique. En 2005, se formó una grieta de 56 km de longitud en Etiopía, que se amplió a un ritmo de 1,2 cm por año. En 2018, nuevas grietas aparecieron en Kenia tras fuertes lluvias, acompañadas de temblores subterráneos. Los científicos predicen que estas formaciones continuarán emergiendo. Si bien se creía que la división completa de África podría llevar entre 10 y 50 millones de años, datos recientes sugieren una aceleración, con una posible división en tan solo 1 a 5 millones de años. La separación de las placas africana y somalí está creando un nuevo océano en ciernes.
Islandia, situada en el límite de las placas tectónicas euroasiática y norteamericana, experimenta una divergencia de aproximadamente 2,5 cm por año. Esta separación constante, aunque lenta, contribuye a la expansión de la isla y a su actividad volcánica. La actividad volcánica en Islandia, que ocurre en promedio cada cinco años, es una consecuencia directa de este proceso de separación de placas, donde el magma asciende para llenar el vacío creado.
Bajo el hielo de la Antártida, se esconde una red de valles de rift. Aunque se sabe poco sobre ellos, existe la posibilidad de que un nuevo océano se forme en esta región en el futuro. La investigación ha revelado la presencia de valles de rift de hasta una milla de profundidad bajo el hielo en la Antártida Occidental, que se cree que contribuyen a la pérdida de hielo en la zona.
Como reflexionó el filósofo Heráclito, "Todo fluye, todo cambia". El mapa de la Tierra no es una excepción. Para nosotros, un millón de años es una eternidad; para el planeta, es apenas un instante. Los continentes continúan a la deriva, los océanos se expanden y nuevos mares aparecen donde antes existían paisajes familiares. En millones de años, quizás alguien hojee un atlas y se sorprenda al pensar que, en lugar de un vasto océano, alguna vez existió el lago Baikal, una maravilla natural de profundidad y belleza.