Entendiendo las garras de gatos y perros: función y evolución

¿Alguna vez has escuchado el sonido de las patas de un perro haciendo clic sobre un suelo de cerámica? Ese distintivo "clic, clic, clic" proviene de sus garras haciendo contacto. En contraste, los gatos pueden caminar en silencio. ¿Cuál es el secreto? Los gatos tienen la capacidad de retraer sus garras.

Pero, ¿por qué los gatos tienen garras retráctiles mientras que los perros no? La respuesta radica en sus actividades diarias y estrategias de caza.

Diferencias en la función de las garras

Según el biólogo evolutivo Anthony Russell de la Universidad de Calgary, los gatos utilizan principalmente sus garras para capturar y agarrar a su presa. Sus garras frontales son para agarrar, mientras que las traseras ayudan a desgarrar a la presa. Por lo tanto, los gatos deben mantener sus garras afiladas para cazar de manera efectiva.

"Las garras que están siempre extendidas se desgastarían por la fricción con el suelo, al igual que los humanos se liman las uñas," explica Russell. Por lo tanto, las garras de los gatos están naturalmente retraídas para mantener su agudeza. Solo las extienden cuando es necesario y las retraen para su uso futuro.

Por el contrario, los perros son cazadores sociales que persiguen a su presa durante largas distancias hasta que se agota antes de atacar en grupo. "Cuando los perros salvajes cazan, pueden correr kilómetros, mordisqueando a la presa hasta que se agota, luego todo el grupo salta sobre ella," añade Russell.

Debido a que cazan en grupos, los perros no necesitan agarrar a su presa con tanta fuerza, por lo que sus garras no necesitan ser tan afiladas como las de los gatos. Su ventaja radica en su número y resistencia.

Aunque no son tan afiladas como las garras de los gatos, las garras de los perros aún tienen funciones importantes, especialmente para proporcionar tracción y maniobrabilidad al correr. Xiaoming Wang, paleontólogo del Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles, explica que las garras de los perros les ayudan a agarrar el suelo y cambiar de dirección rápidamente mientras persiguen a su presa.

La mayoría de los gatos pueden correr sin usar sus garras, pero los guepardos son una excepción. "Los guepardos corren demasiado rápido para no usar sus garras como agarre y tracción," señala Wang.

Por lo tanto, las garras de los guepardos han evolucionado para ser menos retráctiles, asemejándose a las garras de los perros, para mantener altas velocidades durante la caza.

En general, todos los carnívoros tienen cierta capacidad para retraer sus garras. Sin embargo, las garras de los gatos son "hiper-retractiles", lo que significa que pueden ser completamente retraídas en la pata con poco esfuerzo.

Por otro lado, las garras de los perros están más orientadas a mejorar el agarre al correr, ayudándolos en las cacerías a larga distancia. Así, tanto los gatos como los perros tienen garras adaptadas a sus respectivas estrategias de caza.

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