A diferencia de otros felinos, los gatos domésticos ronronean a lo largo de toda su vida. Este intrigante comportamiento actúa como un mecanismo de comunicación que beneficia tanto al gato como a los humanos.
Al llegar a casa del trabajo, es reconfortante ver a nuestros amigos felinos acurrucarse en nuestras piernas, emitiendo ese sonido orgánico y vibrante. El ronroneo es principalmente una forma para que los gatos expresen su afecto. En los felinos salvajes y domésticos, el ronroneo comienza con la lactancia, ya que las madres ronronean para tranquilizar a sus gatitos.
Curiosamente, los gatos también pueden ronronear cuando están estresados, como en una visita al veterinario o al enfrentarse a otros gatos. En estas situaciones, el ronroneo actúa como un gesto calmante.
Para los felinos salvajes como los guepardos, el ronroneo se limita a la lactancia. Sin embargo, para los gatos domésticos, se ha convertido en parte de sus interacciones diarias con los humanos. Este cambio se remonta a hace 12,000 años, cuando los humanos pasaron de estilos de vida nómadas a comunidades agrícolas sedentarias. Con el desarrollo de la agricultura, los roedores comenzaron a amenazar las reservas de granos, lo que llevó a los humanos a dar la bienvenida a los gatos salvajes, especialmente al gato salvaje africano, en sus aldeas para controlar las plagas.
A lo largo del tiempo, los humanos favorecieron a los gatos más dóciles y sedentarios. Mientras que sus contrapartes salvajes podrían no sobrevivir debido a sus características, en aldeas y cautiverio, estos gatos prosperaron. Como resultado, los gatos que comunicaban de manera más efectiva con los humanos, a través de maullidos y ronroneos, se convirtieron en la norma.
El vínculo entre un gato y su dueño también influye en el comportamiento. Si un dueño responde positivamente al ronroneo con afecto o comida, es probable que el gato continúe este comportamiento como una forma de comunicación.
Además, cuando los gatos ronronean, los humanos experimentan una sensación de bienestar. Escuchar a un gato ronronear puede desencadenar la producción de serotonina, conocida como la hormona de la felicidad, mientras que las vibraciones estimulan la liberación de endorfinas, que tienen efectos calmantes. Así que, la próxima vez que su gato ronronee, recuerde que es un intercambio mutuamente beneficioso.