En Carolina del Sur, las tortugas marinas enfrentan numerosas amenazas, incluidas colisiones con barcos, clima frío y enfermedades. En 2023, la Red de Rescate y Salvamento de Tortugas Marinas respondió a 145 casos de tortugas enfermas, heridas o muertas, lo que es consistente con los promedios de años anteriores.
Cuando se informa de una tortuga varada, los rescatistas evalúan su condición. La mayoría no requiere atención médica, pero aquellas que sí lo necesitan son llevadas a uno de los dos acuarios autorizados del estado: el Acuario de Ripley en Myrtle Beach o el Acuario de Carolina del Sur en Charleston. El objetivo es rehabilitar estas tortugas para su eventual liberación en la naturaleza.
Sin embargo, algunas tortugas llegan con lesiones graves, como las causadas por colisiones con barcos. En tales casos, se puede autorizar la eutanasia humanitaria para evitar un sufrimiento innecesario durante el transporte.
A medida que aumentan las actividades recreativas en el agua, también aumenta el número de tortugas heridas. Los acuarios actualmente cuidan a tortugas no liberables, incluidas Gabriella y Bandit, que tienen problemas médicos continuos que les impiden regresar a la naturaleza.
La red insta a los pescadores a informar sobre tortugas enganchadas y usar redes de caída para ayudar en su rescate. Cuatro especies de tortugas marinas habitan las aguas de Carolina del Sur, todas protegidas por leyes federales y estatales.
Se están realizando esfuerzos continuos para monitorear las poblaciones de tortugas y comprender las enfermedades que las afectan, con un enfoque en mejorar las estrategias de conservación.