Los recientes desarrollos en Manzanillo, México, han suscitado importantes preocupaciones sobre la conservación de ecosistemas marinos vitales. Desde el 23 de noviembre, comenzó la construcción de un importante proyecto de expansión del puerto en el estado de Colima, que incluye un terminal de almacenamiento de gasolina y una planta de energía a gas y vapor.
El experto independiente Hugo Smith advierte que el impacto ambiental es "tremendo", especialmente porque la zona apoya la agricultura, la ganadería y la pesca artesanal. Destaca los riesgos asociados con el dragado, que puede llevar a un aumento de la contaminación y la creación de nuevos contaminantes.
La expansión cubrirá un área de 1,800 hectáreas y se espera que se complete para 2030, con una inversión público-privada de aproximadamente $3.48 mil millones. Este proyecto tiene como objetivo convertir el puerto en el más grande de América Latina y el 15º más grande a nivel mundial.
Sin embargo, la región alberga la laguna de Cuyutlán, un hábitat crítico para diversas especies, incluidos pájaros y vida marina en peligro. La laguna es reconocida como una región marina y hidrológica prioritaria, que alberga el 90% de los humedales de Colima.
Las autoridades ambientales han expresado preocupaciones de que la expansión del puerto podría alterar los niveles de agua y dañar hábitats cruciales para la nidificación y la alimentación. A pesar de los llamados a una evaluación de impacto ambiental en 2017, el proyecto ha avanzado sin una evaluación integral.
El ecosistema local, que apoya alrededor de 20,000 aves migratorias y diversas especies de peces, también enfrenta amenazas del cambio climático, con predicciones de inundaciones debido al aumento del nivel del mar para 2050.
A la luz de estos desarrollos, los expertos enfatizan la necesidad de una mejor planificación y monitoreo para asegurar la sostenibilidad tanto del puerto como de los ecosistemas circundantes.