La Comisión Europea ha expresado críticas al impuesto sobre transacciones de Eslovaquia, argumentando que socava la competitividad de las empresas eslovacas. Esta crítica está incluida en el Paquete de Primavera del Semestre Europeo 2025, que proporciona recomendaciones para cada país.
La postura de la Comisión se alinea con las preocupaciones planteadas por empresarios, empresas, expertos y miembros de la oposición en Eslovaquia. Creen que el impuesto perjudica el entorno empresarial, obstaculizándolo efectivamente. La Comisión también señala que el impuesto contribuye a precios más altos y fomenta los pagos en efectivo, lo que genera preocupaciones sobre la evasión fiscal.
Eslovaquia es el único país de la zona euro con un impuesto sobre transacciones, siendo Hungría el único otro país en implementarlo, aunque no utiliza el euro. El ministro de Finanzas, Ladislav Kamenický, ha defendido durante mucho tiempo el impuesto, prediciendo que generará aproximadamente 700 millones de euros. La Comisión Europea enfatiza que el impuesto sobre transacciones, combinado con impuestos corporativos más altos, crea una carga fiscal significativa para las empresas eslovacas. Es esencial que Eslovaquia siga siendo atractiva para los inversores incluso después de las medidas de consolidación.