En el segundo trimestre de 2025, la economía de Estados Unidos mostró una notable recuperación, con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 3% anualizado, superando las expectativas de los analistas. Este repunte se produjo tras una contracción del 0,5% en el primer trimestre, impulsado principalmente por una disminución significativa en las importaciones y un aumento moderado en el gasto del consumidor.
El gasto del consumidor, que representa una parte significativa de la actividad económica, creció un 1,4% en el segundo trimestre, reflejando una recuperación en la confianza del consumidor. Sin embargo, la inversión empresarial experimentó una desaceleración, con una disminución del 15,6% en la inversión privada, la mayor caída desde la pandemia de COVID-19. Además, las exportaciones cayeron un 1,8%, mientras que las importaciones disminuyeron un 30,3%, lo que contribuyó positivamente al crecimiento del PIB.
La inflación mostró signos de moderación, con el índice de precios de consumo personal (PCE) aumentando un 2,1% anualizado, acercándose al objetivo del 2% establecido por la Reserva Federal. A pesar de esta desaceleración en la inflación, la Reserva Federal mantuvo las tasas de interés sin cambios, aunque algunos economistas sugieren que podrían ser necesarias reducciones en el futuro para estimular el crecimiento económico.
Este desempeño económico destaca la capacidad de adaptación y resiliencia de la economía estadounidense, que ha logrado superar desafíos significativos y mantener una trayectoria de crecimiento sostenido. A medida que el país avanza, es esencial monitorear estos indicadores económicos para evaluar la salud y dirección futura de la economía.