El 30 de julio de 2025, Google anunció su decisión de firmar el Código de Buenas Prácticas de Inteligencia Artificial (IA) de la Unión Europea (UE), un conjunto de normas voluntarias destinadas a guiar a las empresas en el cumplimiento de la Ley de IA de la UE. Este código aborda aspectos como la transparencia en el entrenamiento de modelos de IA y el cumplimiento de las leyes de derechos de autor de la UE. Kent Walker, presidente de Asuntos Globales de Google, expresó que la compañía apoya la iniciativa para promover el acceso a herramientas de IA seguras y de alta calidad en Europa. Sin embargo, también señaló que ciertas disposiciones podrían afectar la innovación y la competitividad, especialmente en lo que respecta a las leyes de derechos de autor y la protección de secretos comerciales. A pesar de estas preocupaciones, Google se comprometió a colaborar con la Oficina de IA de la UE para garantizar que el Código sea proporcional y responda a la rápida evolución de la IA.
Por otro lado, Meta Platforms decidió no firmar el Código de Buenas Prácticas de IA de la UE. Joel Kaplan, director de Asuntos Globales de Meta, argumentó que la legislación introduce incertidumbres legales para los desarrolladores de modelos de IA y que algunas medidas van más allá del alcance de la Ley de IA. Kaplan destacó que más de 40 empresas europeas han expresado preocupaciones similares, temiendo que estas regulaciones puedan obstaculizar el desarrollo y la implementación de modelos de IA avanzados en Europa. A pesar de no firmar el Código, Meta sigue comprometida con el cumplimiento de la Ley de IA de la UE, que entrará en vigor el 2 de agosto de 2025, y continuará colaborando con las autoridades europeas para abordar las implicaciones legales y regulatorias de la IA.
La Ley de IA de la UE, aprobada en marzo de 2024, establece un marco normativo para regular los sistemas de IA en Europa, con el objetivo de mitigar los riesgos asociados y proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos. La entrada en vigor de esta ley marca un paso significativo en la regulación de la IA a nivel mundial, buscando equilibrar la innovación tecnológica con la protección de los derechos y la seguridad de los usuarios.