El presidente Donald Trump planea iniciar una nueva estrategia económica que tiene como objetivo a potencias globales a partir del 20 de enero de 2025. Su agenda busca fortalecer la economía de EE. UU. sin recurrir a conflictos bélicos.
Trump se centrará en países como el Reino Unido, Venezuela, Rusia, Irán y China, implementando nuevos aranceles para desafiar sus economías. Considera que la fortaleza del dólar estadounidense es crucial y percibe su debilitamiento bajo la actual administración como una amenaza a la dominancia de EE. UU.
Con el auge de sistemas monetarios alternativos, especialmente de las naciones BRICS—Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica—Trump ve esto como un desafío directo al estatus global del dólar. Las naciones BRICS están explorando una moneda conjunta para reducir la dependencia del dólar y el euro, lo que podría impactar significativamente el comercio mundial.
La administración anterior de Trump ya había implementado medidas similares, incluidas reducciones de impuestos y aranceles contra países como China y la Unión Europea. La reciente cumbre de BRICS en Johannesburgo, donde se discutió sobre una moneda compartida, ha intensificado sus preocupaciones.
En respuesta a las políticas anticipadas de Trump, países como China y Rusia ya han expresado su oposición. Trump busca utilizar los aranceles como un medio para fortalecer la economía de EE. UU. mientras podría encender tensiones con estas naciones.
Las implicaciones de esta estrategia podrían llevar a conflictos económicos crecientes, lo que genera preocupaciones sobre la estabilidad geopolítica entre naciones poseedoras de armas nucleares.