La adquisición del lenguaje es un proceso complejo, y no todos los niños se desarrollan al mismo ritmo. Si bien las evaluaciones a menudo se centran en áreas lingüísticas específicas, las funciones ejecutivas juegan un papel crucial. Estas funciones, que incluyen la atención, la memoria de trabajo, la inhibición y la flexibilidad, son esenciales para procesar información y tomar decisiones.
La atención y la memoria de trabajo ayudan a los niños a identificar y recordar sonidos y sus significados. La inhibición permite a los niños concentrarse en la información relevante, lo que impacta en la formación de oraciones y, más tarde, en la ortografía. La flexibilidad ayuda a resolver ambigüedades y a utilizar diferentes estructuras sintácticas. Proteger y desarrollar estas funciones ejecutivas es crucial, especialmente considerando el posible impacto negativo del tiempo excesivo frente a pantallas en el desarrollo de los niños.
La investigación destaca la fuerte correlación entre las habilidades de función ejecutiva y el dominio del lenguaje. Los niños con funciones ejecutivas bien desarrolladas tienden a demostrar un mejor vocabulario, gramática y habilidades de comunicación en general. Pueden seguir instrucciones de manera más efectiva, participar en conversaciones más complejas y comprender el lenguaje matizado.
Además, las intervenciones que se dirigen a las funciones ejecutivas pueden impactar positivamente en el desarrollo del lenguaje. Actividades que promueven la atención, la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva, como juegos, rompecabezas y narración de cuentos, pueden apoyar la adquisición del lenguaje. Los padres y educadores pueden desempeñar un papel vital en el fomento de estas habilidades a través de interacciones conscientes y la creación de entornos de aprendizaje estimulantes.