La Actividad Creativa Ralentiza el Envejecimiento Cerebral, Según un Estudio Internacional

La participación constante en actividades de índole creativa emerge como una herramienta accesible y poderosa para prolongar la longevidad cognitiva, al demostrar su capacidad para frenar los procesos biológicos del envejecimiento cerebral. Una investigación científica de alcance internacional ha aportado evidencia contundente: el ocio dedicado a disciplinas como la danza, la interpretación musical o los juegos de estrategia se correlaciona con cerebros que lucen biológicamente más jóvenes que su edad cronológica, llegando a mostrar una diferencia promedio de cinco a siete años en el caso de los expertos.

Este equipo científico internacional divulgó sus hallazgos en la prestigiosa revista Nature Communications durante el mes de octubre de 2025. El estudio abarcó el análisis de datos procedentes de más de 1400 voluntarios distribuidos en 13 naciones distintas. Para establecer la edad biológica, los investigadores emplearon técnicas avanzadas, incluyendo la electroencefalografía (EEG) y la magnetoencefalografía (MEG). Estas herramientas permitieron la creación de los denominados «relojes cerebrales», que calculan la madurez biológica basándose en la actividad eléctrica y la conectividad funcional del cerebro.

La disparidad entre esta edad biológica calculada y la edad real de los participantes fue denominada «Brecha de Edad Cerebral» (BAG). Los sujetos que se involucraban activamente en labores creativas exhibieron una BAG negativa, un claro indicio de que el proceso de envejecimiento en su sistema nervioso se estaba ralentizando. Este descubrimiento abre una nueva perspectiva sobre cómo gestionar la salud cerebral a largo plazo.

Los principales motores detrás de este fenómeno protector se identificaron en la neuroplasticidad —la habilidad intrínseca del cerebro para reestructurarse mediante la formación de nuevas conexiones neuronales— y en el concepto de reserva cognitiva, que mide la resiliencia del cerebro frente a posibles daños. El modelado computacional confirmó que la experiencia creativa prolongada fortalece el acoplamiento entre distintas regiones cerebrales, optimizando la eficiencia de las redes neuronales y promoviendo patrones de comunicación más coordinados.

Es importante destacar que el impacto positivo es escalable según el nivel de compromiso. Incluso una dedicación breve, como completar 30 horas de entrenamiento en estrategia con el videojuego StarCraft II, resultó en una reducción medible en la Brecha de Edad Cerebral. Esto sugiere que no es necesario un compromiso de por vida para obtener beneficios tangibles inmediatos.

Instituciones como el Global Brain Health Institute (GBHI), fundado en 2015 con el apoyo de The Atlantic Philanthropies, centran sus esfuerzos en mitigar la prevalencia y las secuelas de la demencia a nivel global. El GBHI, cuyas sedes principales se encuentran en la Universidad de California en San Francisco (UCSF) y en el Trinity College de Dublín, persigue mejorar los resultados en salud cerebral mediante la convergencia de diversas disciplinas y metodologías. Estos resultados sitúan a la creatividad como un pilar fundamental para la salud cerebral, equiparándola a factores ya reconocidos como la nutrición adecuada y el ejercicio físico regular.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya incorpora las actividades artísticas dentro de su lista de «prescripciones sociales» destinadas a fomentar un envejecimiento saludable y combatir el aislamiento social. Los pasatiempos creativos actúan como un escudo protector contra el estrés crónico y representan un recurso costo-efectivo y culturalmente adaptable para las estrategias de prevención sanitaria. Por ende, la creatividad trasciende el mero entretenimiento; se consolida como una intervención neurobiológica activa que refuerza las reservas estructurales y funcionales del sistema nervioso.