Una nueva investigación indica que el mayor evento de extinción de la Tierra, la extinción del Pérmico-Triásico hace 252 millones de años, desestabilizó los ciclos biogeoquímicos oceánicos, lo que provocó oscilaciones prolongadas en los niveles de carbono, oxígeno y fósforo. Esto retrasó la recuperación de los ecosistemas marinos.
Los científicos utilizaron un modelo de sistemas dinámicos para analizar los ciclos acoplados de fósforo, carbono y oxígeno durante el período comprendido entre el final del Pérmico y el principio del Triásico. El modelo examinó los efectos de las erupciones volcánicas de las Trampas Siberianas y el colapso de los ecosistemas terrestres en la estabilidad del océano. El evento de extinción del Pérmico-Triásico, también conocido como la "Gran Mortandad", eliminó aproximadamente el 95% de las especies marinas.
El estudio encontró que la ubicación de las Trampas Siberianas y el colapso del ecosistema aumentaron los niveles de fósforo en el océano y disminuyeron el oxígeno, lo que hizo que el sistema fuera sensible al entierro de carbono orgánico marino. Un cambio hacia un fitoplancton más pequeño, que es más eficiente en la absorción de nutrientes, desestabilizó aún más el océano al aumentar la demanda de oxígeno y homogeneizar las condiciones redox. El modelo demostró que estos factores, en lugar de las entradas de carbono a corto plazo, impulsaron las oscilaciones observadas en los datos geoquímicos. Estos hallazgos resaltan el profundo impacto del evento de extinción del Pérmico-Triásico en la estabilidad del sistema terrestre, prolongando las condiciones de invernadero y la anoxia oceánica recurrente.